Rosina: la mujer estructurada desde la visión masculina del XIX

Fortaleza o Castillo de San Lorenzo Real del Chagres
Imagen tomada de arqueotur.org

Juan José Nieto escribe Rosina en 1842, la novela es publicada por entregas en La Democracia, periódico de Cartagena. Rosina, también denominada La prisión del Castillo de Chagres, se desarrolla en la Prisión de Chagres, donde estuvo recluido el autor porque fue desterrado de Colombia por orden del General Tomás Cipriano de Mosquera; es tal vez por esta razón que en esta novela se vislumbra una reflexión sobre su estadía del autor en el lugar. En algunos apartados se ven plasmadas inquietudes con respecto al trato de los prisioneros, al tiempo que traza para el lector muestras bastante gráficas de los lugares que visita, mediante descripciones minuciosas.

Lo curioso de esta novela es el tono personal e íntimo que utiliza el escritor, puesto que la novela es de índole epistolar; está compuesta por una serie de cartas y diarios que escriben Clementina Remón, Elisa de Sandoval y, por supuesto, Rosina. El tono femenino es muy marcado y la idea de una visión de la mujer a partir de un autor masculino es muy atrayente, sobre todo para la época. Es por esto que quiero ilustrarles, tomando apartados de la novela, una estructura femenina en ella, partiendo de una perspectiva masculina como la de Juan José Nieto.

Cabe anotar que los personajes principales de la historia pertenecen, por lo general, a clases altas o que, en algún momento de sus vidas, pertenecieron a estas y se ven configuradas por esa condición.

Es importante resaltar el hecho de que las mujeres plasmadas en la obra son criadas por sus padres. En el caso de Rosina, solo tiene a su padre, el cual se encuentra preso; su madre ha muerto por el estrés que le causaron su esposo y todos sus padecimientos. Clementina, por su lado, vive con su padre el cual es su amigo y, muchas veces, confidente. Y nos queda Elisa, la cual después de haber vivido con una tía, vuelve con su padre que había estado preso por un tiempo.¹

Por otro lado, en cada personaje femenino, se ve reflejada la pérdida de algunos años de inocencia, de su niñez o de las costumbres que tendrían mujeres de su edad. Por ejemplo, Clementina es alejada de sus amigas y se ve muy afectada por la lejanía en la que le toca vivir. En una carta enviada a Elisa, le comenta:

Por lo que acabo de referir, podrás juzgar del país en que me han venido a sepultar en la aurora de mi vida, lejos de toda sociedad, porque aquí  no hai ninguna; i cuando con la mediana educación que he adquirido, aunque perdí tan niña a mi madre, yo pasaba en Cádiz mis días muy alegres, en unión de mis amigas, bastante obsequiada y atendida de mis jóvenes compatriotas, i donde dejé ¡¡ai!! lo que amaba. Mira, si me sobra razón para morirme de flato.²

Elisa, por su lado, tiene que vivir con una tía que no le permitió expresarse y que le mantenía encerrada. Estando Elisa en una edad en la que, por lo general, a las jovencitas les divierte compartir con las demás personas y asistir a reuniones sociales con sus amigas.

Rosina se ve enclaustrada en el castillo de Chagres atendiendo a su padre y se le ve obligada a alcanzar una etapa adulta, resultado de una vida compuesta por esfuerzos y amarguras, puesto que es ella la que tiene que hacerse cargo de todo lo concerniente a su progenitor, cosa que ella hace con mucho gusto según se puede entrever en la novela. En el caso de Rosina, sin embargo, se ven intercambiados los roles, puesto que su padre, como es normal, debería estar apto para cuidar de su hija, pero en este caso, las circunstancias no lo permiten, lo que termina en la madurez temprana de Rosina. Su estancia en la prisión la obligan a ver escenarios grotescos y situaciones desgarradoras que, a su temprana edad, logran conmoverla y desconcertarla. En su presencia, por ejemplo, se le propinan golpes, como castigos, a los presos. Las sanciones son tan crueles que Clementina en algún momento aboga para que algún preso sea liberado de estas.

La clase alta y la buena educación de las tres mujeres, es corroborada a lo largo del texto. Lo que también refleja el ámbito ene l que se desenvuelve el autor. Nieto nace en el seno de una familia humilde pero luego incursiona en el mundo de la política y logra escalar posiciones al punto que llega a la presidencia en 1861.³ Esto es claro, por un lado, por lo impresionada que se ve Clementina con el vocabulario soez de los empleados en el barco, al cual no está acostumbrada. Con las descripciones que hace de muchos de los lugares que visita, también se conjeturan su cultura, estudios y educación, un ejemplo clave de esto son los pormenores que hace Clementina de su visita a Portobelo.

Algo más que cabe destacar es el papel del negro dentro de la obra, porque es que la visión de este va a evidenciar a qué clase pertenecen lso personajes de la novela. Los negros son mostrados como objetos a los que se les exotiza. En la novela se da cuenta de un negro esclavo y un negro al que hay que ‘tratar bien’ porque no es conveniente que se rebele, es decir, son vistos como animales y no como seres humanos, no son vistos en igualdad de condiciones y el relato insinúa que, prácticamente, se les da mucho con un buen trato, o sea, que no lo merecen. Incluso, una notal al pie hecha por el mismo autor demuestra su visión personal en cuanto al tema. Habla de la situación de Haití y cómo en este lugar los negros de la parte francesa se rebelaron contra sus amos y explica que los esclavos al este de la Isla, que pertenecían a los españoles, se mantuvieron fieles a sus amos. Explica Nieto que esto se da por el buen trato que le dieron los españoles a sus esclavos. Todo este panorama explicado por el autor se encuentra moldeado por su condición de mulato y su ahínco por ser aceptado dentro de la clase alta, lo cual le da ese cierto tono despreciativo hacia su raza:

Reitero, pues, el punto de que Nieto, a pesar de sus matrimonios de alta sociedad y su masonería, y a pesar de los apoyos que tenía entre empresarios tabacaleros de El Carmen, nunca dejó de ser visto como un baraonero de segunda, y los aristócratas no le perdonaron sus hábitos de mulato.4

El reflejo de la visión eurocentrista y la adherencia a una comunidad blanca y de alta aristocracia también se ven evidenciadas en las cartas y en su expresión de opiniones puesto que las ideas provenientes de Europa eran las aceptadas de manera positiva por la sociedad.

Siguiendo con el tema de la estructuración de la mujer por parte de Nieto, cabe anotar que otra de las características palpables sobre el tema es cómo la mujer tiene el deber de responderle al hombre y cómo debe vivir y moldearse única y exclusivamente para él. El matrimonio es la meta al alcanzar, todos los proyectos de la mujer van encaminados a forjar una familia y a vivir por esta y para esta. La mujer debía verse hermosa siempre para su hombre, debía ser atendida por este y si esto no pasaba, la vida no tenía sentido. Las jóvenes debían ser cultas pero para poder ser merecedoras de un buen hombre que les correspondiera en amor. Toda esta concepción se viene a ver resuelta al final, cuando las tres jóvenes amigas, terminan, por supuesto, casadas y con hijos, para un cierra con final feliz. Porque no habría cabida para otro final feliz. Pero recordemos que todo esto está escrito por un hombre, todas las creencias van permeadas por la concepción de un hombre. De un pensamiento masculino que dirige las tensiones de la obra para encaminarla a moldearse de una forma u otra.

Un personaje importante de la obra es Doña Inés del Torrijo, a través de ella se dibuja la concepción de la época de cómo debía mostrarse la mujer. Se habla sobre las gracias de esta y cómo de debe ser coqueta y distra en el manejo de sus amistades y las conversaciones para ser agradable a los hombres. Juan José Nieto, en el mismo apartado hace un pie de página en el que se dirige a la mujer como «amiga lectora» y da su apreciación muy personal de cómo actuar con su pareja:

Una mujer, debe esforzarse hasta donde su poder alcance, para conservar siempre despierta la ilusión de su amante o marido (…) Para lograr tal objeto, la mujer, antes de salir de su alcoba, debe consultar con su espejo, para examinar en el estado en que se encuentra su semblante, a fin de arreglar su vestido conforme a él, pues habeis reparado, que así como hai ocasiones, que amanece el amor disgustado, así también se altera el semblante, por eso mismo que nos causa el desagrado.

La concepción personal de Nieto es esclarecedora en cuanto a las ideas de la época en la medida en la que se dirige a la mujer para aconsejarle y de esta manera, mostrar su opinión, si no machista, masculina.

La novela encierra otro mundo. Se construye una visión de la mujer: sus miedos, sus proyecciones, esperanzas y metas. El hombre visto como padre, como ser humano que se equivoca y se fortalece. Pero más que todo se forja un lugar, un espacio que influye de manera palpable en el ánimo de las personas. El clima, los colores y el medio ambiente intervienen para dar una forma a las ideas de cada personaje. Clementina y Rosina, desde su paraje oscuro, lóbrego y cruel, hablan de su experiencia y desde ese entorno estructuran su visión de mundo.

Que no se nos olvide que Juan José Nieto escribió la novela durante su estadía en la prisión de Chagres; seguramente si la hubiera escrito luego, en otras circunstancias, otra hubiera sido la historia.

Anotaciones:

¹Vale la pena comentar aquí que en la obra se insinúa que algunos de los personajes acusados de delitos son inocentes, dejando entrever el autor su propia condición y la injusticia con la que es tratado. Hace alusión a la corrupción política y gubernamental. Todo esto, por medio de los personajes masculinos que, de una u otra forma, se ven inmiscuidos en problemas con las autoridades y que, por su índole de inocencia, se ven maltratados por estas.

²Nieto, Juan José. Rosina o La prisión del castillo de Chagres. «La democracia» Cartagena, Junio-octubre. 1851. Archivo microfílmico. Biblioteca Luis Ángel Arango. Pág. 7

¾ Fals Borda, Orlando (s.f.) Las dos Cartagenas y la historia de la doble costa. Edición No. 5 Revista Noventaynueve.

Aquí puedes leer: Rosina o El castillo de Chagres por Juan José Nieto.

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