A los nueve años de la muerte de Bolaño

Hoy Roberto Bolaño cumple nueve años de muerto. Su deceso ya tiene la edad de un niño que, con suerte, ha aprendido a leer y escribir. Desde su muerte rugió el frenesí por sus cuentos, novelas, poemas y hasta por él mismo. Ese enfebrecido comienzo se está mitgando y surge una calma chicha de la que surgirá, con seguridad, una distancia con ese último resquicio de la figura del gran escritor latinoamericano del siglo XX. «La universidad desconocida», uno de los primeros volúmenes póstumos que contiene distintos textos sueltos de Bolaño, se abre con un poema intitulado «Mi carrera literaria» :

Rechazos de Anagrama, Grijalbo, Planeta, con toda seguridad

También de Alfaguara, Mondadori. Un no de Muchnik,

Seix Barral, Destino…Todas las editoriales…Todos los

lectores…

Todos los gerentes de ventas…

Bajo el puente, mientras llueve, una oportunidad de oro

Para verme a mí mismo:

Como una culebra en el Polo Norte, pero escribiendo.

Escribiendo poesía en el país de los imbéciles.

Escribiendo con mi hijo en las rodillas.

Escribiendo hasta que cae la noche

con un estruendo de los mil demonios.

Los demonios que han de llevarme al infierno,

pero escribiendo.”1

Una hipótesis de lectura  plantea una ironía cifrada en el título y desemboca en comprender que la carrera literaria ha subrepuesto el trabajo de publicar al de escribir. Esto, contrasta con la afirmación del celebrado Osvanldo Lamborghini de que hay que publicar para después escribir. Bolaño precisaba de publicar para comenzar su escritura. En los versos aparecen, por un lado, eso que se llama «carrera literaria» y, por otro, la acción de escribir. ¿Para convertirse en escritor no basta con escribir, hay que hacer una carrera? Esta es una de las posibles interpelaciones del poema.

Esta hipótesis se suma a la que está propuesta en la promoción que tuvo «La universidad desconocida»; uno de los más entusiastas lectores de Bolaño fue Rodrigo Fresán quien, con la salida del libro afirmó:

La Universidad Desconocida no es nada más que el libro más autobiográfico de Bolaño –alguien que se sentía poeta por encima de todo y en el que la línea que separa a los géneros se cruza una y otra vez como se cruzan las fronteras en sus dos novelas más voluminosas unidas por la membrana indestructible de lo epifánico– sino, también, una Divina Tragicomedia. Una suerte de íntimo Manual Para Ser Bolaño de uso limitado y de auto-ayuda solo para él mismo, pero sin embargo perfecto para que sus lectores puedan rastrear los muchos y largos viajes de su inspiración”1.

La transformación de «La universidad desconocida» en documento indicial de «largos viajes de inspiración» hace de gran parte del poema una mención de los sucesivos rechazos editoriales. En esta línea de lectura se asume que quien pronuncia los versos es el propio Bolaño y se incurre  en la idea de que el poema es una confesión, una expresión de lo que siente el poeta, una huella de un instante luminoso en medio de la oscuridad.

La propuesta de Fresán, puede ensamblarse con la primera: Bolaño no sólo quería escribir sino hacer carrera literaria. Quería publicar en editoriales prestigiosas, no se permitía nada marginal. Las elucubraciones sobre esta decisión corresponden a los biógrafos que habrán de recavar en «La universidad desconocida». A Bolaño no le bastaba con ver impresos sus escritos -ya algunos de ellos habían sido publicados en trabajos editoriales más discretos-, quería dar el salto y, como lo sabemos, lo dio; voló de debajo del puente y se ubicó en el cielo catalán desde donde pudieron apreciar su presencia.

A diferencia de lo que suele circular en el imaginario colectivo donde se asume que un genio es famoso pese a su propia voluntad y debido a su desbordante talento, si nos tomamos el trabajo de acercarnos a esas celebridades, entendemos que siempre tuvieron la mirada puesta en un objetivo donde la fama era uno de sus componentes. Para los más románticos seguidores de Pink Floyd debe ser incómodo escuchar a Waters cuando afirma que la banda construyó «Dark side of the moon» con  la idea de hacerse rica y, por eso, es uno de los álbumes que ejemplifican la labor de un productor diligente. Borges elaboró con precisión su propia figura pública junto a su mami Leonor, García Márquez y Cortázar también tejieron la de ellos como activistas políticos y Bolaño continuó con esa tradición, ya no inmiscuido en la política sino como un atroz crítico de los «escribidores», de las viejas izquierdas y las derechas, como un escritor que leía historietas y poetas medievales. El autor no se separa aún de sus libros y viene a formar parte de la literatura que se escribe.

Roberto Bolaño no quiso terminar sus días como un escritor «marginal» o silencioso. En sus últimos días se instituyó como una voz autorizada, son conocidos sus avales a distintos autores, frases que ahora se utilizan en las tapas de los escritores avalados para dar una garantía de calidad.

La entrada en escena de Bolaño como figura en la industria cultural emerge a raíz de todos esos volúmenes que se plantean como documentos testimoniales hechos en verso. Si jamás se hubiera asumido que el «yo» que hay en «Mi carrera literaria» coincide con Bolaño sino que es la enunciación de uno de los ilustres personajes que él construyó en sus libros, no habría lugar a hablar de la vida del escritor chileno, algo que suma, al menos a nivel comercial, el atractivo de alguien que encarna el «sueño europeo»: se fue a la fastuosa Barcelona en la ruina y allí se convirtió en el escritor latinoamericano más famoso de los últimos veinte años. Ahora Europa ha dejado de ser un Edén  rico e ilustrado. El sueño europeo se ha cancelado.

1 FRESAN, Rodrigo. “El secreto del mal y la universidad desconocida, de Roberto Bolaño” en http://www.letraslibres.com/index.php?art=12144

1 BOLAÑO, Roberto. La universidad desconocida. Ed Anagrama, Barcelona, 2007, P. 7

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One response to “A los nueve años de la muerte de Bolaño”

  1. Sanguli says :

    El sueño Europeo está más vivo que nunca; pese a que Bolaño está muerto, pese a los cientos de escritores latinoamericanos inéditos y cuyas obras se decantan por las cataRATAS de los editores que no ven bien.

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