Carta de un programador de videojuegos a Ronald Mc Donald

Ronald coqueteándole a la decepción

En «JPod», la novela de Douglas Coupland aparecida en 2006, cada uno de los programadores de videojuegos de la empresa homónima del libro, debe escribirle una carta a Ronald McDonald para convencerlo de que lo escoja como pareja. A continuación, la carta de Ethan, el narrador de la historia:

Hola Ronald,

No sé si te acuerdas de mí. Soy Ethan. Soltaste globos en mi séptima fiesta de cumpleaños, y mi madre dice que conseguiste arreglar la máquina de la naranjada sólo con un clip y el ingenio que Dios te ha dado.

Ronald, he oído que estás buscando pareja. Puede que no sea el mejor candidato, ya que soy hetero, y, bueno, demasiado maquillaje siempre resulta destrempante. Igual tú también eres hetero. Igual sólo somos dos almar perdidas intentando sobrevivir en este mundo de locos.

De cualquier modo, se supone que tengo que defender mi candidatura. Tengo casi treinta años, y gano 41.500 dólares (canadienses) al año como programador, pero me han puesto una zanahoria enorme delante, diciéndome que puedo llegar a ser ayudante de producción si consigo integrar las habilidades de programación con las artísticas y las de liderazgo de equipos. Lo que no entiendo es que los ayudantes de producción ganan bastante menos, aunque están más arriba en la cadena alimienticia. Sea como sea, todo esto viene a decir que tengo buenas posibilifafes de ser quien lleve dinero a casa.

Ronald, ¿juegas a videojuegos? Sé que la cocción de tus patatas fritas está regulada por un ordenador especial para freír que lleva software propietario de Mc Donald’s, y que pita cuando las patatas están doradas. Así que puede que sepas más de ordenadores de lo que cree la gente.

Actualmente estoy soltero, pero he tenido dos relaciones bastante largas. Ambas terminaron simplemente porque no eran «La Adecuada», que es un concepto bastante cursi. Siempre te dejan con la inquietud de que la relación sólo ha sido una versión baja en calorías del amor. También habría ayudado que les importara mi trabajo. No es que esté cansado con mi trabajo, pero un poco de «Cariño, ¿cómo te ha ido el día?» no habría estado mal.

Hablando de trabajo y relaciones, Kaitlin, que acaba de llegar a jPod, me atrae más de lo que quisiera reconocer. Es programadora y… bueno, me gusta mirarla. Un momento, se supone que tengo que gustarte a ti. ¿Qué más puedo añadir para que me desees? Ah, ya sé. Me gustan el helio y los globos. Qué genial sería emparejarse con alguien que tiene los bolsillos amarillos y grandes llenos de globos de helio.

Y no me sale nada más gay, Ronald.

¡Elígeme! ¡Elígeme!

Ethan

Tomado de «jPod», P 56-57. El Aleph Editores. Traducido por Raquel Herrera en 2008. Si quieres saber más sobre la labor de traducción de esta novela, oprime acá.

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