Atget: El documentalista de los ángeles y la soledad
La historia de la fama de Eugene Atget es de explotación. Poco antes de su muerte, en 1927, su trabajo fotográfico fue valorado por su vecino Man Ray. Atget le decía que esas imágenes eran documentos y nada más; para él, después de haberse frustrado su carrera actoral por no ser guapo y de no poder ser un pintor al menos mediano, la fotografía era el medio para enfrentar su miseria. Una alumna de Man Ray llamada Berenice Abbott, se dio cuenta de lo hecho por Atget, lo retrató y, después de que muriera el viejo, le compró miles de negativos al hermano del difunto para después venderlos en Nueva York. Atget se hizo famoso y Abbott también, aparte de ganar dinero.
Atget tomaba las fotos a la madrugada, antes de que París comenzara a llenarse de gente. Los surrealistas lo utilizaron como uno de sus totems, aludieron la manera como estaban iluminadas sus imágenes. Atget se convirtió en artista sin que él lo supiera. Lo único que supo ese viejo fotógrafo es que, después de que su esposa murió, quería que a él le pasara lo mismo. Falleció un cuatro de agosto a los setenta años.
A continuación, una conferencia sobre el trabajo de Atget: