Dos formas de lucha contra la pobreza

En Colombia no se celebra en día de San Valentín pero se tiene presente la fecha porque, según los noticieros, es una jornada importante para la economía del país. Nunca, a lo largo del año, salen tantos aviones llenos de flores que obsequiarán los enamorados en restaurantes de París, Nueva York, Berlín, entre otras.

La industria de las flores es tan femenil que hay más obreras que obreros que se encargan de los cultivos. Ellas no cuentan con un contrato laboral que cobije su salud y seguridad social (jubilación); además, cumplen jornadas que exceden, por mucho, las ocho horas que se establecieron a comienzos del siglo XX.

Algunos activistas europeos piden que no se compren rosas para que así se combata esta situación. Medidas típicas de lo políticamente correcto, una suerte de pago por la culpa que sienten al oler el aroma de una rosa. La abstinencia de consumir flores no remedia el problema aunque ponen en conocimiento una situación. Acá puedes leer un texto sobre el tema.

La Soja en los países del sur de Sudamérica los ha consolidado como «granero del mundo». En sus llanuras  es más fácil ver cientos de hectáreas sembradas que vacas paciendo. En Paraguay el mayor productor de este vegetal es Tanquilo Favero, un brasilero que lleva más de cuatro décadas en el país. Actualmente, él libra una «batalla» con los sin-tierra (otro producto de exportación brasilero junto a los futbolistas y demás bienes y servicios que han generado gracias a su milagro económico) se han apostado frente a una de sus propiedades, luciendo camisetas que dicen «Favero ya fue». Los manifestantes afirman que el productor se adueñó de manera ilegal de esas tierras.

La respuesta del brasilero, que dice creerse paraguayo, es que odia la pobreza y que hay que tratar a palo a dichos manifestantes porque son unos delincuentes. A su juicio, los sin-tierra quieren seguir con un sistema obsoleto de producción agrícola que no conducirá a la competitividad del país.  Favero también lucha contra la pobreza aunque, claro, la busca combatir con medios distintos. Acá puedes leer un texto que toma sus principales declaraciones.

Ni los que se abstendrán de comprar flores para San Valentín  ni  Favero, acabarán con la pobreza. Y ambos, a su manera, continuarán luchando contra ella.

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0 Responses to “Dos formas de lucha contra la pobreza”

  1. Lorena Beltrán says :

    Es paradójico que el 50% del costo de las flores, provenga de la contratación de mano de obra no calificada, cuando no cuentan con un contrato que cubra salud y pensión.

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